martes, 23 de marzo de 2010

María (Cátulo Castillo)

Qué vieja y cansada imagen me devuelve el espejo
Ah si pudieras verme solo aquí en la gris penumbra de mi pieza
De este cuarto nuestro que parece tan grande desde que faltas tú
Sabe Dios por qué sendero de infortunio pasearás tu tristeza
Y yo solo con tu adiós golpeándome el alma
Mientras la madrugada febril de mi desesperanza
me trae el eco alucinado de tu paso pequeño que te aleja
Y la música triste de tus palabras que se van adelgazando hasta el silencio

Acaso te llamabas solamente María
No sé si eras el eco de una vieja canción,
pero hace mucho, mucho, fuiste hondamente mía
sobre un paisaje triste, desmayado de amor
El otoño te trajo, mojando de agonía,
tu sombrerito pobre y el tapado marrón
Eras como la calle de la melancolía,
que llovía, llovía sobre tu corazón

¡María...!
En las sombra de mi pieza
es tu paso el que regresa
¡María...!
Y es tu voz, pequeña y triste,
la del día en que dijiste:
"Ya no hay nada entre los dos"
¡María!
¡La más mía...! ¡La lejana...!
¡Si volviera otra mañana
por las calles del adiós...!

Tus ojos eran puertos que guardaban ausentes
su horizonte de sueños y un silencio en flor
pero tus manos buenas regresaban presentes,
para curar mi fiebre, desteñida de amor
Un otoño te trajo...Tu nombre era María,
y nunca supe nada de tu rumbo infeliz
¡Si eras como la calle de la melancolía,
que llovía, llovía, sobre la calle gris!

¡María...!
En las sombra de mi pieza
es tu paso el que regresa
¡María...!
Y es tu voz, pequeña y triste,
la del día en que dijiste:
"Ya no hay nada entre los dos"
¡María!
¡La más mía...! ¡La lejana...!
¡Si volviera otra mañana
por las calles del adiós...!

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