« alea iacta est »
lunes, 3 de enero de 2011
lunes, 4 de octubre de 2010
Mito de Pandora
domingo, 3 de octubre de 2010
por William Shakespeare
sábado, 11 de septiembre de 2010
martes, 31 de agosto de 2010
jueves, 12 de agosto de 2010
Bocas del tiempo (Eduardo Galeano)

Informó que sufría taquicardia cada vez que lo veía, aunque fuera de lejos.
Declaró que se le secaban las glándulas salivales cuando él la miraba, aunque fuera de refilón.
Admitió una hipersecreción de las glándulas sudoríparas cada vez que él le hablaba, aunque fuera para contestarle el saludo.
Reconoció que padecía graves desequilibrios en la presión sanguínea cuando él la rozaba, aunque fuera por error.
Confesó que por él padecía mareos, que se le nublaba la visión, que se le aflojaban las rodillas. Que en los días no podía parar de decir bobadas y en las noches no conseguía dormir.
–Fue hace mucho tiempo, doctor –dijo–. Yo nunca más sentí nada de eso.
El médico arqueó las cejas:
–¿Nunca más sintió nada de eso?
Y diagnosticó:
—Su caso es grave.
El libro de los abrazos (Eduardo Galeano)

El diagnóstico y la terapéutica
El amor es una enfermedad de las más Jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la ausencia, de los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces.
El amor se puede provocar, dejando caer un puñadito de polvo de quereme, como al descuido, en el café o en la sopa o el trago. Se puede provocar, pero no se puede impedir. No lo impide el agua bendita, ni lo impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para nada. El amor es sordo al Verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay decreto de gobierno que pueda con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen, en los mercados, infalibles brebajes con garantía y todo.
martes, 3 de agosto de 2010
El libro de los abrazos (Eduardo Galeano)

La mala racha
Mientras dura la mala racha, pierdo todo. Se me caen las cosas de los bolsillos y de la memoria: pierdo llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Yo no sé si será gualicho de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando de pérdida en pérdida, pierdo lo que encuentro, no encuentro lo que busco, y siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción.
El libro de los abrazos (Eduardo Galeano)
El libro de los abrazos (Eduardo Galeano)
viernes, 30 de julio de 2010
Alma venturosa (Leopoldo Lugones)

jueves, 17 de junio de 2010
¡PIU AVANTI! (Almafuerte)

No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
miércoles, 28 de abril de 2010
Clavos (Claudio María Domínguez)

Cuenta la Historia de un muchacho que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubría que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograba controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: "Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que ves aquí".
El náufrago (Claudio María Domínguez)

El único sobreviviente de un naufragio fue arrastrado hasta una pequeña isla deshabitada. Todos los días, le pedía desesperadamente a Dios que lo rescataran, y solía mirar ansiosamente hacia el horizonte en busca de la ayuda que nunca llegaba.
Exhausto, finalmente se las arregló para construirse una pequeña choza con ramas y hojas, para protegerse y guardar sus pocas posesiones.
Pero un día, después de ir en busca de comida, volvió a su pequeña choza y la encontró en llamas, con una columna de humo que se elevaba hacia el cielo. Las cosas no podían estar peor; había perdido todo. Lleno de ira y dolor, miró hacia arriba y gritó: "¡¡Dios, ¿Cómo pudiste hacerme esto?!!".
Al día siguiente, muy temprano lo despertó el sonido de un barco que se aproximaba a la isla. Habían venido a rescatarlo. "¿Cómo supieron que estaba aquí?", preguntó el fatigado náufrago a sus salvadores. "Vimos su señal de Humo", Respondieron.
miércoles, 7 de abril de 2010
Un millón de sandías (Isidoro Blaisten)
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Resulta que dos negros estaban dormidos en las laderas del Mississippi. Uno de los dos se desperezó, bostezó, suspiró y dijo:
- Cómo me gustaría tener un millón de sandías.
El otro negro preguntó:
- Rostus, si tuvieras un millón de sandías, ¿me darías la mitad?
- ¡No!
- ¿No? ¿No me darías un cuarto?
- No, no te daría un cuarto.
- Rostus, si tuvieras un millón de sandías, ¿no me darías diez sandías?
- No.
- ¿No me darías siquiera una sandía? ¡A mi que soy tu amigo?
- Mira, Sam, si tuviera un millón de sandías, no te daría una sola raja siquiera, una sola tajada de sandía.
- Pero, ¿por qué, Rostus?
- Porque eres demasiado perezoso para soñar por ti mismo.
domingo, 28 de marzo de 2010
Todos los días son hoy (Ricky Espoinosa)

Soy y nunca quise ser así
Un error puede hacerme vil
Hay alguien que sufre por mí, yo sí, la entiendo
Dejo el pasado bien atrás
De todo lo que le hace mal a quien yo amo
Dejo el pasado bien atrás
De todo lo que le hace mal a quien yo amo
Hoy y todos los días son hoy, y todos los días son hoy...
Y todos los días son hoy, y todos los días son hoy...
Y todos los días son hoy…